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El billete de 500 se jubila para combatir el dinero negro.

El Banco de España dejó de emitirlos, pero siguen siendo moneda de curso legal ► Las oficinas financieras no pueden cambiar los llamados 'binladen'

El billete de 500 se jubila para combatir el dinero negro

Arsenio Coto

Arsenio Coto Follow  - 04 Febrero 2019 08:17 h.

dinero banco de España

Billetes de 500. EP

Billetes de 500. EP

 

"Ahora sí que van a ser ‘binladen’, porque ahora sí que no se van a ver", aseguraba el director de una oficina financiera de Lugo a raíz de que el Banco de España dejase de emitir hace una semana los billetes de 500 euros.

Al papel moneda púrpura se le bautizó con ese nombre porque cuando salió al mercado, hace ya 17 años, era el más buscado, como también lo era el fundador de Al Qaeda, tras la masacre de las Torres Gemelas neoyorquinas. Como el terrorista saudí, todos habían oído hablar de él, pero nadie lo había visto.

El supervisor del sistema bancario español ha iniciado la retirada de la divisa de más valor con el fin de poner una traba más en el camino emprendido contra el blanqueo de capitales y el fraude fiscal, además de en la lucha contra el crimen organizado (narcotráfico, terrorismo...) y la corrupción.

"Es una medida encaminada a limitar esos riesgos porque es una manera de acumular valor en poco espacio y que no está visible, ni es detectable", advierte otro directivo lucense de banca, que estos días ha percibido cierta "inquietud" entre los contribuyentes, que se han acercado a las sucursales para preguntar qué pueden hacer ahora con el papel moneda púrpura que poseen.

En la época de vacas gordas en el sector del ladrillo, España acaparó el 27% de todos los de 500 que circulaban en el mundo

"Son clientes que tienen algún dinero en casa, pero nada reseñable. El que tiene mucho efectivo se entera, está al tanto y no pregunta", precisa este ejecutivo lucense.

Esta medida la han adoptado 17 de los 19 países de la zona euro. Solo Austria y Alemania, que se han mostrado reticentes, tienen una moratoria de tres meses para ponerse al día.

La intención del Banco de España, que cumple así la decisión adoptada hace casi tres años por el Banco Central Europeo, es sacarlos  definitivamente de circulación, pero los billetes de 500 continúan siendo moneda de curso legal, sin límite de fecha, y por supuesto conservarán su valor indefinidamente.

DÍA A DÍA. Los billetes morados se pueden emplear como medio de pago y como depósito de valor, es decir para comprar y ahorrar.

Era habitual moneda de cambio en la compra de pisos en dinero negro

Los ciudadanos pueden ir con ellos a hacer la compra al supermercado o al comercio. El Banco de España sostiene que no están sujetos a "ningún tipo de limitación o restricción legal".

Otra cosa es que el cajero o el dependiente acepte porque puede que no disponga de cambio suficiente. Ahí ya entra la buena fe de los protagonistas de las transacciones.

Por su parte, los bancos no pueden cambiar en caja a clientes los billetes de más valor por otros de menos cuantía. Los cajeros automáticos ya nunca dispensaron, ni aceptaron ingresos de billetes morados.

Las medidas para prevenir el blanqueo de capitales son cada vez "más estrictas", dice el director de una sucursal de la capital lucense. Hay entidades que disponen de aplicaciones para que, en reintegros e ingresos en caja, el usuario quede identificado con el valor de cada billete que ha retirado o depositado.

En esa prolongada despedida, cuando las entidades financieras vayan haciendo acopio del papel moneda púrpura, se lo entregarán a la compañía de seguridad que tienen contratada para que lo traslade al Banco de España y lo cambie por divisas de menos importe.

Los billetes de 500 serán los únicos que no tendrán el nuevo diseño que ya lucen los de 5, 10, 20 y 50 euros. El 28 de mayo entrarán en circulación la nueva serie de los de 100 y 200 euros.

EN CIFRAS. En España, según los datos facilitados por el supervisor del sistema bancario, hay unos 31 millones de billetes de 500 de los 521 que están distribuidos por todo el mundo. Su media no da, por tanto, a uno por cada ciudadano.

Equivale a la cantidad que le tendrá que prestar este año Hacienda a la Seguridad Social para sufragar las pensiones. O supone 80 veces los presupuestos del Concello de Lugo y la Diputación Provincial juntos, o 16 veces más que el del FC Barcelona o el de Real Madrid para esta temporada.

Su ya de por sí reducida presencia pública ha ido menguando sustancialmente con el paso de los años. Además, en la lucha contra el fraude fiscal, desde hace seis solo se puede pagar en efectivo hasta 2.500 euros.

En la época de vacas gordas en el sector del ladrillo, España acaparó el 27% de todos los de 500 que circulaban en el mundo. Corría el verano de 2007. Era habitual moneda de cambio en la compra de pisos en dinero negro. Además, entonces se alardeaba con fajos de estas divisas. Hoy en día prima la discreción.

Un dudoso olor a humedad 

► En los 17 años que llevan en circulación los billetes morados han sido motivo de anécdota, alguna de ellas hilarante

Aún no han cumplido la mayoría de edad, pero han protagonizado situaciones a veces hilarantes. Los 17 años de vida de los billetes de 500 euros han dado para un sinfín de anécdotas, pese a que han sido muchos más los ciudadanos que no han tenido uno en sus manos que los que los han podido usar. De ahí uno de los motivos de su infausto apodo, Bin Laden.

Su infancia fue más pródiga en curiosidades, que su adolescencia, debido a las sucesivas medidas gubernamentales implantadas en la lucha contra el blanqueo de capitales y el fraude fiscal, que le están poniendo cada vez más zancadillas a los incívicos contribuyentes para que puedan airear su fortuna oculta.

Un empresario que visitaba el banco con frecuencia
Un conocido empresario de Lugo, cuando su negocio era próspero, visitaba con relativa frecuencia una entidad financiera de la ciudad para canjear fajos de billetes de 500 por otros d e menor cuantía. Además, alardeaba de ello. Eran tiempos de bonanza en los que la legislación también era laxa con el afloramiento del dinero negro.

Un tendal en el banco para secar un fajo húmedo
Los empleados de una sucursal de la capital lucense casi tuvieron que recurrir a mascarillas ante el desagradable olor a humedad que desprendían los entre 40.000 y 50.000 euros que traía un cliente en un fajo de billetes morados con el fin de ingresarlos.

"Poco menos que tuvimos que ponerlos a secar en un tendal", recuerda un empleado de la oficina, que añade que era evidente que el efectivo llevaba tiempo "en la viga", una expresión popular de la que se echa mano para explicar cuando se tiene dinero negro oculto.

El banquete de una boda pagado con dinero negro
Una situación similar fue la que  le tocó vivir a un hostelero lucense cuando cobró el banquete de un enlace nupcial que había servido en la comarca de A Chaira. El importe de la factura ascendía a unos 20.000 euros. El pagador sacó un fajo de billetes de 100 y de 500. Desprendían un fuerte olor a humedad. "Algunos casi tenían moho. Parecía como si llevasen diez años escondidos en la viga", afirma.

Este empresario de hostelería asegura que hoy en día ya no se enfrenta a vivencias parecidas. El "80%" de los cobros que hace suele ser con tarjeta de crédito y las facturas más cuantiosas se las abonan mediante transferencias bancarias.

"Antes a lo mejor te pagaban una comida o una cena por importe de 80 euros con un billete de 500, ahora eso no lo ves", precisa.

Con bolsas de plástico a la sucursal en la última amnistía
La presencia pública del papel moneda púrpura ha ido a menos hasta el punto de que personal de una entidad bancaria recuerda que en la última amnistía fiscal, la conocida como de Montoro, acudieron varios clientes a la sucursal con dinero en bolsas de plástico, pero no traían billetes morados, sino pequeños, de 20 y 50. Prueba evidente de que los de 500 ya los habían cambiado en años anteriores.

Una pesada carretilla con monedas de 50 céntimos
En una oficina de A Mariña un cliente solicitó retirar 50.000 euros en billetes de 500 para hacer frente a un pago. Cuando a los pocos días acudió a recogerlos, se encontró con que no podía llevárselos porque el empleado que realizó el trámite se equivocó y en vez de pedir esa elevada cantidad en papel, lo hizo en monedas de 50 céntimos. No se percató del error hasta que el personal de una compañía de seguridad apareció en la sucursal con una carretilla eléctrica transportándolas.

El cliente en vez de recoger 100 livianos billetes que pesarían unos 120 gramos, tendría que haberse llevado 100.000 monedas, que serían unos plomizos 780 kilos.

Embolsaba los fajos con una envasadora de chorizos
Un lucense solía acudir al banco a cambiar billetes de pequeña cuantía, 10, 20 o 50, por los de 500. Cuando juntaba un fajo de morados, los embolsaba utilizando una envasadora al vacío doméstica, como las que se usan con los productos de las matanzas porcinas. Su destino era "la viga".

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