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Camariñas muestra otro encaje. Capital del encaje.

La suspensión de la Mostra do Encaixe, que celebraría su trigésimo aniversario, es tomada como acicate para el próximo año.

Camariñas muestra otro encaje. Capital del encaje.

 

xabier r. blanco – ATLANTICO - 13/abr./20

 

La suspensión de la Mostra do Encaixe, que celebraría su trigésimo aniversario, es tomada como acicate para el próximo año.

La Costa da Morte suena a claqué por el rítmico movimiento de los bolillos que las palilleiras entrecruzan en la almohada para elaborar los delicados encaixes. También hay palilleiros, pero por el momento son menos y suele ser más vocacional que actividad económica. Camariñas es marca reconocida internacionalmente y la Mostra do Encaixe un fabuloso escenario para enseñarse al mundo desde 1991. El evento suscita el interés de expositores internacionales y también la atención de diseñadores de prestigio como Lorenzo Caprile o Modesto Lomba, entre otros, además de jóvenes valores de la aguja atrapados por la sutileza del encaixe que elaboran en directo unas 700 palilleiras.
Este domingo Camariñas tendría que haber amanecido algo resacosa y un poco triste por la clausura de la trigésima edición de una 'mostra' que se anunciaba como la más potente de la historia. El duelo en el palco de la verbena entre la Panorama y la París de Noia fijado para el sábado suponía para los habitantes del mundo orquesta una conjunción planetaria que sólo pasa una vez. Pero la pandemia provocada por el coronavirus COVID-19 ha cambiado las coordenadas de la especie. 
Desde el monumento de piedra colocado a principios de marzo en la fachada marítima sólo se ve el paseo desierto. "Camariñas. Capital do Encaixe. Mostra do Encaixe sempre en Semana Santa", se lee en el granito. En la placa conmemorativa reza: "Camariñas en pedra foi inaugurado co motivo do XXX aniversario da Mostra do Encaixe pola alcaldesa dona Sandra Insua Rial. Abril 2020". La piedra seguirá ahí cuando se pueda celebrar el evento, como las ganas de la gente y de un sector que no se rinde. 
"Isto é eventual, non pasa nada. O próximo ano a mostra será moito mellor", comentan dos hombres a la salida de un supermercado que está abierto hasta las dos de la tarde. Camariñas tendría que haber recibido durante la Semana Santa a más de 21.000 visitantes y registrado un gasto superior al millón de euros, si nos guiamos por la anterior edición, pero el aniversario pronosticaba una cuenta mejor. 
En la estrecha carretera del faro del Cabo Vilán no hay coches atascados como sucedió en otras ediciones por el interés de los turistas para acceder a un punto tan bravo como sorprendente. El cartel que avisa de que el acceso en coche se corta a dos kilómetros de la punta casi no tiene sentido. Los golpes del mar y el ruido de los molinos eólicos rompen el silencio.  
Sólo se ve algo de movimiento en el supermercado del centro. "Non queda outra que portarse ben e quedar na casa, os bares están todos cerrados", comenta un marinero que sale del súper con un carrito hacia el coche aparcado en los aledaños. Una mujer que pasa distraída se aparta al detectar la presencia: "Queríate axudar, pero como vas sen mascarilla non podo facelo. Hai que cuidarse". En la farmacia de la calle que lleva al polideportivo del colegio, lugar en el que se celebra la muestra, hay un cartel sobre el producto sanitario más buscado: "Si no estás enfermo, no uses mascarillas. Si tiene alguna duda, pregunte. Siga las instrucciones oficiales. Usarlas de forma no correcta aumenta el riesgo de contagios". 

“El bozal no es la vacuna"
Habrá que preguntar. No hay mascarillas a la venta pero sí un consejo gratis: "La gente va con bozal y piensa que está vacunada. Yo sé que hacen con buena intención mascarillas caseras, pero no me canso de advertir de que usarla mal es peor que no usarla". La dependienta del supermercado asegura no tener miedo mientras cobra detrás de una mampara protectora al único cliente poco antes de echar el cierre: "Temos que pasar todos por isto e canto antes marche mellor". Ella lamenta la suspensión de la fiesta, él la de la muestra. "É unha pena, cos catro días de sol que tivemos e non puido vir ninguén". 
El sector está dejando su testimonio en la página de Facebook "Mostra de Encaixe de Camariñas Deputación da Coruña", que colabora con el evento. Manifiestan la intención de regresar con más fuerza. Lo harán. "Con herramientas tan chicas no se puede hacer negocio grande", comentó con sorna un emigrante en Argentina a Jesús, propietario de Encajes Arjomil, tras asistir al baile de bolillos. Esto sucedió hace décadas. Hoy su hija Isabel continúa con el encaje. Puede que esta actividad no maneje cifras tan voluminosas como otros sectores, pero sin el encaixe de Camariñas quizá está página no hubiese existido porque ayudó a pagar la carrera de Periodismo en Salamanca. Es imposible poner precio a la delicadeza. 

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