A modo de aperitivo...
Su construcción se inició a fines del siglo XI, cuando se menciona por primera vez en 1095, en el documento de donación de los Condes de Galicia, Raimundo de Borgoña y Urraca. Se cree que tomó el modelo de la catedral de Santiago de Compostela, con girola y transepto de tres naves. El estilo inicial es el románico, con una extraordinaria riqueza e importancia, su influencia se extendió a toda la región del Miño gallego y portugués en donde las iglesias parroquiales y monacales conservadas mantienen las formas decorativas del románico tudense, ejemplos en la parte gallega: Santa María de Tomiño, San Miguel de Pexegueiro, Santa María de Tebra, San Salvador de Budiño; ejemplos en la parte portuguesa: Salvador de Ganfei, São Fins de Friestas, São João de Longos Vales, São Salvador de Bravães, São Cristóvão de Rio Mau, São Pedro de Rubiães.
La solución exterior del templo tudense también abrigó formas originales, tanto por su sobriedad como elegancia al partir de paramentos libres de volúmenes y solo alternados por el juego de ventanas románicas. En los extremos del edificio catedralicio se diseñaron las torres, dos y dos en los extremos del transepto, y dos torreones en los pies. Estas líneas afirmaban el carácter y firmeza del edificio, tendiendo a un aspecto defensivo, que sería reforzado en 1424 con la torre de San Andrés en la parte norte, y la torre de Soutomaior en el ángulo suroeste del claustro gótico en 1408. Las torres del transepto serían desmochadas en el siglo XVIII, sólo sobreviviendo la torre de las campanas.