La gran operación inmobiliaria fallida de la antigua Caixa Galicia ya tiene quien la acabe.
El fondo estadounidense SVP adjudica a Dragados el fin de las obras del rascacielos InTempo, en Benidorm.
G. Lemos
La Voz 13/11/2019 19:24 h
Será, cuando se acabe, el rascacielos residencial más alto de Europa, con sus casi 200 metros de altura, distribuidas en 47 plantas (45 de viviendas y las dos superiores, de zonas comunes), que albergarán más de 250 pisos. Y parece que ese momento está más cerca. Porque seis años después de que se paralizaran las obras, por la quiebra de la promotora, los trabajos en el edificio InTempo, de Benidorm, se retomarán en los próximos meses, tras adjudicarse a Dragados la finalización del inmueble.
Una torre que se proyectó, e inició, en los años del bum inmobiliario y que ha sido uno de los grandes símbolos del estallido de la burbuja del ladrillo y también de los desmanes de las cajas de ahorros españolas. Porque fue la antigua Caixa Galicia la entidad que impulsó el proyecto en el 2006, con la concesión de un préstamo de 108 millones de euros a la promotora Olga Urbana, que terminó quebrando ocho años más tarde, en el 2014, cuando la obra se encontraba al 80 % de su ejecución.
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Antes de que se parara la construcción, la patata caliente ya estaba en manos en ese momento a la Sareb, que había adquirido la hipoteca dentro del paquete de activos que le traspasó Novagalicia a finales del 2013, tras el rescate de la entidad gallega. Pero el banco malo no salió al final mal parado de la operación, puesto que se hizo con esa hipoteca con un descuento del 50 % y la vendió cuatro años después, en el 2017 al fondo estadounidense SVP por un importe que, según las fuentes financieras apuntaban en ese momento, habría rondado los 60 millones, por lo que podría incluso haber ganado dinero con el traspaso.
El fondo se lanzó entonces a darle un lavado de cara a un proyecto que había quedado desfasado por el paso del tiempo y los cambios en el mercado inmobiliario. De la mano de la promotora Uniq Residencial, apostó por reconvertir el proyecto hacia el segmento del lujo, con precios que partirán de los 245.000 euros en los apartamentos más baratos, con una superfie de 75 metros cuadrados. El más caro, ubicado en la zona del diamante dorado que ha hecho famoso a este edificio, costará casi 2,4 millones y contará con 279 metros cuadrados y cuatro dormitorios.
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Aunque la estética exterior del rascacielos, algo desfasada, no se cambiará, los nuevos responsables del proyecto sí han introducido cambios en el diseño interior, que además de unir los apartamentos más pequeños para hacer otros de mayor dimensión, pasa también por dotar de más luz a las viviendas, tirando algunos tabiques y apostando por una decoración mucho más moderna, en contraste con la fachada. En las dos plantas superiores, dedicadas a zonas comunes, se habilitará el spa más alto del continente, una piscina climatizada, sauna, cabinas de masaje y terraza con servicio de coctelería, junto a jacuzzis al aire libre y camas balinesas en la azotea.
Los cambios parecen haber surtido efecto y despertado el interés de los inversores, pues según los promotores el 40 % de las viviendas están ya reservadas. La intención es que las obras puedan estar concluidas a finales del año que viene para que los pisos se entreguen en el primer trimestre del 2021.