Adiós a Fernando Quesada, el humorista que mejor mostró la sensibilidad de la 'retranca' gallega
Nadie diría que aquel funcionario de Hacienda era uno de los mejores humoristas gráficos españoles, con un sentido de la historia de lo cotidiano para decirnos, con cuatro trazos, mucho más que un editorial.
Decía Oscar Wilde que el humor es una cualidad que sólo poseen los inteligentes, y nuestro Castelao afirmó que el sentido del humor lo posee la persona que resbala, se cae, y se ríe de sí mismo, y no cuando es otro el que se cae y se ríe de verlo caer. Esta era la filosofía y el talante de Fernando Quesada.
De estirpe de artistas reconocidos, era un adicto al trabajo. Entre las joyas que poseo y más estimo, figura la caricatura con que me obsequió en 1978, cuando yo era redactor de Faro de Vigo. Me la hizo sin que me diera cuenta, en la redacción local, cuando yo, como entonces acostumbraba, estaba embebido ante la máquina de escribir, y aislado del ambiente exterior. Era tal su ingenio, que en apenas unos segundos captaba toda la personalidad del personaje o la situación y él mismo decía que sus mejores trabajos eran aquellos que surgían y se plasmaban con mayor rapidez.
El humor de Quesada poseía todos los elementos que puede captar la sensibilidad humana, desde la ternura a la ironía más cáustica. Aunque su largo medio siglo de creatividad humorística se asocia a su fiel etapa en Faro de Vigo, donde se acumula el grueso de su producción, sus caricaturas, viñetas e ilustraciones también forman parte del acervo de ABC, los desaparecidosArriba, Pueblo, Blanco y Negro y La Codorniz, así como de las revistas Interviu y Cambio 16.
A lo largo de su vida recibió, aparte del reconocimiento popular que más estimaba, importantes galardones profesionales como el "Mingote", el "Plomada Agromán"o el premio "Xunta de Galicia", por dos veces. Y su nombre está a la altura de los grandes clásicos del humor gráfico español, Mingote, Peridis o Forges, Chumy Chúmez, Cándido y otros.
Era un hombre muy agradable en el trato personal, cadencioso y con acento ourensano de toda la vida, recuerdo aquellas conversaciones en la vieja redacción de Faro de Vigo en la calle Colón, por donde solía pasarse cada tarde.
No parece fácil calcular cuántos miles de caricaturas y otros trabajos realizó a lo largo de su vida. Ni él mismo lo sabía con certeza. Quesada era un humorista de amplio registro, por lo que poseía una enorme capacidad para seleccionar en cada momento el asunto más certero para su chiste del día, fuera un episodio internacional o un evento de la vida urbana de Vigo. Su constancia en el trabajo era proverbial, siempre apegado a la actualidad, por lo que en su momento, y ahora en perspectiva, y como suele decirse, sus viñetas daban la sensación del pan fresco, recién salido del horno.
Hoy me lo imagino en el cielo, dibujando una viñeta presentándose ante san Pedro, y a éste preguntándole al recibirlo: “¿E logo, qué, cómo vai o Celta?”.
Que descanse en paz este hombre bueno que tantos días, todos los días, nos propició la primera sonrisa del día.