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Senderos fluviales, caminos y carballeiras.
photo_cameraPuente poldrado de O Rexo, acaso uno de los notables de nuestro paisaje
Chicho Outeiriño – LA REGION - 14/nov./19 - Compartir
Podría empezar esta caminata en Valverde o Rexo, pero me parece que más adecuado en Allariz, la Ziralla de Puga Brau y de tantos otros, a la que colgaron el sambenito de Villa y corte románica algunos románticos de pasado corte, pero podría soportarlo por sus monumentos pétreos: Castelo, inexistente hoy, murallas, iglesias, puente...
Si no es Corte, es un reputado centro de oulet, ese comercio de oportunidades y morada, de más tirón antes, por su condición de villa dormitorio de los que en la ciudad laboran.
Pues desde aquí por el río Arnoia y los montes que dan o tapan el sur, andaremos por unas cuantas horas entre la frondosidad de los carballos, la perenne de los pinares y entre centenarios muros. Más no se puede pedir porque si en esa tesitura hallaremos que no pocos acebos en el trayecto de ese espacio natural que es A Padela, entre Valverde y Casnaloba, o ese espacio ribereño de O Rexo donde destacan su poldrado puente, la mini hidráulica, las discutidas pinturas de Ibarrola, ya en las transportados granitos, ya en los árboles.
Por sendas fluviales
Salidos de Allariz por la ribera diestra del río Arnoia, dejaremos la ponte Vilanova, medieval, y siguiendo a la vera, molino, presa, enfrente a Acearrica y a continuación, pasando bajo la carretera nacional, conexión con otro vial, asfaltado por un centenar de metros. Cuando seguimos por la ahora fluvial senda los alisos, amieiros, dotan de frondosidad al río más allá de donde por puente pasamos bajo el gran viaducto de la autovía A-52, bajo el cual caminaremos hasta la conexión con la carretera Xunqueira-Maceda que metros antes, a la izquierda, una corredoira nos dejará, al empatar con otra perpendicularmente, en el mismo Valverde al que uno recuerda por su centro ganadero de la Caja de Ahorros y después de la Diputación, por los jamones que vendían por todo el país la familia Conde de los que Manolo y Camilo los últimos jamoneros luego devenidos en constructores en la ciudad con la sociedad Peña-Conde. Aún resta el almacén, la casa familiar, y la casona donde moraban los veterinarios encargados del ganadero centro, como Gerardo Santamaría. Pasando a la vera del centro para personas con discapacidad mental, unos metros de carretera y nos adentramos hasta la fuente y lavadero que dan paso a una Padela, muy frondosa, al principio con gran pista forestal hasta el paso del riachuelo donde ya, menos pista y más camino que por las invernías de muchas humedades. A la subida anterior llevadera, ahora un poco menos y a medida que avanzas ya se exige más esfuerzo para salvar desniveles entre la arboleda; se estrecha un camino que ya más sendero, y cuando en la cima, al nivel del llamado alto de Allariz, debemos virar a izquierda con más plácido el andar donde el pinar sustituye a las frondosas.
Couto da Padela
Ignoro si lo fue del monasterio de las Clarisas o de algún señor, pero estas denominaciones siempre responden a propiedades de señoríos, monasterios o incluso concejos. Retomada en su cercanía la pista que nos acercará a la cima cuando hemos salvado más de 300 metros de desnivel y nos dirigimos a una caseta que fue de vigilancia de incendios, que es el lugar cimero de esta ladera de A Padela.
En el casi llano en descenso iremos en dirección sur -sureste para acceder a la local carretera de Xunqueira-Cerdeira, que por casi medio kilómetro nos dejará en la primera pista a izquierda, en la más hermosa de las carballeiras por un buen trecho, con corredoiras amuradas y más que senderos que enlazan con otra pista amurada, la cual tomaremos en dirección este-noreste hasta dar en amplísimo camino, también amurado que te deja en Paciños que si no los tiene, sí típicas casas de piedra; con fuente pétrea, y en Dresder ya traspasas la carretera Allariz-Xunqueira a izquierda para meterte en metros en camino que baja a derecha y que discurre entre la dicha carretera y el río, la cual te dejará en el ecoespacio, como ahora le dicen, de O Rexo, donde Ibarrola dejó en sus pinturas en grandes bloques y en los árboles huella de su arte. Vale la pena pasar sobre el puente poldrado, visitar la fábrica de quesos de oveja.
La vuelta, según el mapa debemos tomar a derecha para conectar con el de ida pasada la antaño fecunda granja de experimentación de vacuno de Valverde.