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Balance positivo de las dos fusiones municipales en Galicia.

Oza-Cesures y Cerdedo-Cotobad, accedieron a una mejor financiación gracias a los incentivos por unirse.

«E que vai pasar coa festa?» Esta era la preocupación fundamental de muchos vecinos de Oza-Cesuras y Cerdedo-Cotobade, coinciden en relatar sus dos alcaldes, Pablo González Cacheiro y Jorge Cubela, ambos del PP, cuando iban puerta a puerta explicando el proceso de fusión. También coinciden en otro aspecto que diferencia a Galicia del resto de España: «Aquí la identidad, el sentimiento de pertenencia, es la parroquia, no el concello», explica González Cacheiro, como dando a entender que los procesos de fusión serían más fáciles aquí que en el resto del Estado. Y otra coincidencia más: las dos fusiones (la de Oza y Cesuras en el 2013 y la de Cerdedo y Cotobade en el 2016) han sido «positivas» para los vecinos. Han logrado más financiación gracias a los incentivos que promocionan los matrimonios entre municipios -especialmente de la Xunta, pero también del Estado- y, como efecto secundario, se ha producido -o se producirá- una optimización de las necesidades de personal laboral duplicado, especialmente el subvencionado por otras administraciones, para poder destinar este dinero a otros asuntos.

«Los servicios se mantienen, incluso las dos casas consistoriales están abiertas, y la fusión nos ha permitido bajar ciertos impuestos», dice Cubela. O incluso que no se paguen licencias para favorecer que Cerdedo-Cotobade atraiga población urbana por su proximidad con Pontevedra. Esta es también la aspiración de Oza-Cesuras, recuerda su alcalde, «gracias a que la Tercera Ronda nos ha dejado a unos veinte minutos de A Coruña». ¿Y si las fusiones son tan positivas por qué no hay más? «Pues porque hay un alcalde que tiene que dejar el sillón», aclara el regidor de Oza-Cesuras. «Hay que ser generosos», receta el de Cerdedo-Cotobade. En ambos casos, la oposición vecinal contra la fusión fue diluyéndose progresivamente hasta casi desaparecer.

Fusiones obligatorias

Ambos alcaldes son defensores de las fusiones, incluso las obligatorias. Creen que hace falta «coraje político» para acometer una reforma profunda de la planta municipal. Pablo González Cacheiro hizo alarde de ese coraje al enfrentarse al entonces ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, también del PP, porque su concello no pudo acceder a los incentivos para fusiones municipales con carácter retroactivo (la ley se aprobó poco después de que Oza y Cesuras se fusionaran).

«Tenemos la misma planta municipal que cuando íbamos a caballo», dice Jorge Cubela. Y tiene razón, pues el origen del modelo municipal español se sitúa en la Constitución liberal de Cádiz de 1812, que en uno de los artículos decía: «Se pondrá ayuntamiento en los pueblos que no lo tengan y en que convenga que los haya, no pudiendo dejar de haberlo en los que por sí o en su comarca lleguen a 1.000 almas». No obstante, de los 11.500 que había en 1842 se ha pasado a los 8.124 actuales. Por poner un ejemplo de lo que sucedió en Europa, Dinamarca evolucionó en la mitad del siglo pasado de 1.387 municipios a apenas 275. No obstante, el caso español no es una excepción. Francia es el país de la Unión Europea con más municipios, nada menos que 36.682. El Gobierno de Hollande impulsó un plan para que los ayuntamientos de menos de 20.000 habitantes se fusionen, pero tampoco ha tenido mucho éxito.

En un estudio del profesor de Derecho Administrativo Antonio Calonge Velázquez sobre este asunto, se aporta esta conclusión: «La única solución que debe adoptarse si en realidad se quiere modificar la planta municipal es fusionar los municipios de manera obligatoria, a la vista de que todas las medidas de fomento que se han dictado a lo largo de nuestra historia han resultado un fracaso. Será una operación dolorosa e, incluso, traumática, pero necesaria».

Esta visión coincide con la de Carlos Ferrás Sexto, profesor de Geografía Humana de la USC. «Necesitamos crear grandes municipios con un mínimo de 10.000 habitantes, con masa crítica suficiente y cada uno de ellos con una ciudad central bien dotada de servicios públicos y bien organizada y planificada. Necesitamos una Ley de Municipios que desarrolle un nuevo mapa municipal de España y elimine las diputaciones. En Galicia no podemos tener 313 municipios y 4 diputaciones compitiendo por atraer inversiones y habitantes en un contexto de fuerte envejecimiento y pérdida de población».

Los vecinos contrarios a la fusión de Cerdedo y Cotobade, durante el pleno en el que se ratificó la unión | ramón leiro

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