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José María Fonseca: ourensano hasta la médula
photo_cameraJosé María Fonseca (JV LANDÍN)
Francisco J. Gil – LA REGION - 21/feb./20
A punto de cumplir 70 años mantiene con la misma ilusión todas sus grandes pasiones: el vino, la música, la cultura y la ourensanía.
Quería ser marino mercante, pero su padre se lo quitó de la cabeza. Estrenó la carrera de Económicas en Santiago allá por el año 1967. Pero su vocación verdadera surgió años después, el vino. Ahí pesó su naturaleza ourensana de la que ejerce con entusiasmo allá por donde se mueve. José María Fonseca (Ourense, 1950) preside uno de los grupos bodegueros más prestigiosos de Galicia y con más proyección internacional. Pero sigue recordando con nostalgia el pulpo de los días de feria que tomaba con su tío Florentino los días 7 y 17 de cada mes.
1. ¿Se es de donde se nace o de donde se pace?
Soy ourensano hasta la médula. Y además, ourensano ejerciente en Vigo, que es un deporte muy bonito. También estoy totalmente identificado con Vigo porque llevo alli casi toda mi vida. Pero mi infancia es Ourense y Ourense me ha marcado de una manera indeleble.
2. ¿Algún recuerdo por el que tenga una querencia especial?
Yo estudié en los Salesianos y enfrente tenía el campo de la feria, que se celebraba todos los 7 y 17 de cada mes. Eran días en los que Ourense se llenaba de gente que llegaba de toda la provincia, a vender, a arreglar asuntos, al médico… guardo gratísimos recuerdos, sobre todo, de los últimos años de bachillerato, cuando iba con mi tío Florentino a tomar el pulpo a la feria. En mi casa, que éramos siete hermanos y el asunto de las horas era sagrado y todos éramos muy disciplinados, esos días de feria tenía bula, porque estaba con el tío Florentino.
Se fue a estudiar la carrera a Santiago Sí. Me fui a hacer Económicas. Soy de la primera promoción de Económicas, del año 1967
3. ¿Era esa su vocación?
No tenía una razón especial para ello. En un momento dado se me había ocurrido hacer Marina Mercante y mi padre con muy buen criterio me dijo “¿pero tú pensaste bien lo que es eso? Hay que navegar mucho, estar muchos meses fuera de casa”. Para ser marino no había que hacer preuniversitario. Pero mi padre me pidió que lo hiciera. “Tú hazlo. Y si cuando lo termines quieres seguir siendo marino, pues adelante. Si cambias de opinión, tienes la puerta abierta a entrar en la universidad. Y cuando llegó el tiempo y vi que mis amigos se iban a Santiago, que había una carrera nueva, pues me decidí a irme a Santiago. Pero no tenía una vocación especial.
4. Su estancia coincidió con el mayo del 68 ¿Cómo lo vivió?
Fue un tiempo muy movido, ciertamente. Fue, como si la universidad despertase. Hubo mucha actividad, mucha protesta y yo participé en muchos encierros. Recuerdo que cuando llegué a Santiago había seis policías armados y tres años después ya había una compañía entera y cuando se agudizaban los follones venían de A Coruña y de Valladolid, que era muy temidos. Más que las consignas del Mayo francés, lo que se vivía era un sentir generalizado por el cambio. Y había un gran compromiso, con un espectro ideológico amplio. Yo diría que fue el caldo de cultivo de la transición.
5. ¿Regresó al terminar?
Regresé al terminar la carrera y comenzar mi primer trabajo, como adjunto a la dirección en una fundición que se acababa de trasladar al entonces recién nacido polígono de San Cibrao. Allí estuve alrededor de un año. Luego me presenté a una selección que hubo para técnicos del SEAF PPO, que era el servicio de empleo y acción formativa que luego sería sustituido por el INEM y mi primer destino fue Vigo. Donde fui el responsable de toda la formación ocupacional de toda la provincia de Pontevedra.
6. ¿Mantuvo su vínculo con Ourense?
Sí, claro, siempre. Más cuando vivían mis padres, porque entonces iba en vacaciones, en navidades y además eso me permitía reencontrarme con los amigos. Los de Ourense y los que siendo de Ourense, como yo, estaban fuera y volvían por las fiestas.
7. ¿Cómo fue el salto de la formación ocupacional al mundo del vino?
Casi fue un salto natural, porque entre los cursos de formación ocupacional había unos dedicados al ámbito agrario y entre ellos de viticultura y enología, que se realizaban en la zona de producción del Albariño, entonces no había DO, de la mano de Jesús Requena que fue responsable de la gran transformación de la viticultura en esas zonas. Yo me fui metiendo en el mundo del vino, cada vez más, fui viendo las enormes posibilidades que tenían las variedades autóctonas y me lancé. A mí el mundo del vino me atraía muchísimo ya desde mi Ourense natal. Yo soy un enamorado del Ribeiro. Tenía amigos con bodegas en Ribadavia, en Barbantes… pero los vinos que más me llamaban la atención, para iniciar un proyecto eran los de O Rosal. Y creo que no me equivoqué.
8. ¿Cómo fueron los orígenes de Terras Gauda?
Con mucha ilusión y esfuerzo. Comenzamos plantando primero el viñedo, treinta hectáreas en Goián, en régimen comunal. Creamos una sociedad en la que impliqué a mis hermanos, amigos, familiares, algunos restauradores… Recuerdo que comenzamos con la cosecha de 1989 y lo bebimos nosotros. Y en 1990, elaboramos la primera cosecha que sacamos al mercado. Eran 37.500 botellas. Lo hicimos en la mitad de la nave de un herrero que separamos con unos paneles. Fuimos a Gourmet en 1991 y allí, literalmente, arrasamos. Porque nuestro vino sorprendió. Los comienzos fueron muy duros pero el resultado fue espectacular en lo que a la respuesta del mercado se refiere.
9. Rompieron con el monolitismo del Albariño. ¿Por qué?
Bueno, yo creo que los vinos que ensamblan variedades son mucho más expresivos y en O Rosal contábamos, además de con Albariño con otras uvas que son extraordinarias, como la Loureira, que aquí llaman Marqués, la Treixadura, que es una de las grandes variedades de la enología gallega y la Caíño blanca, que estaba prácticamente extinguida y que nosotros recuperamos. Naturalmente fue un riesgo ir contracorriente, porque en el mercado se apostaba por el Albariño, pero el tiempo nos dio la razón.
10. Llegó el salto al Bierzo, Duero y Rioja. un viaje a contracorriente ¿Por qué?
Cierto. Hay grandes grupos de La Rioja aquí y, por cierto, aportaron mucho al sector, porque nos mostraron el camino de la profesionalización. El Bierzo surgió por casualidad, porque yo defendía que la Mencía era una variedad idónea para realizar crianzas. Quinta Sardonia fue en parte por azar y la Rioja, siempre pensamos en hacer vino allí con una bodega propia y estamos muy ilusionados con Heraclio Alfaro