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DIEGO DE GIRALDEZ - PINTOR - CREADOR DEL REALISMO NAS

El pintor Diego de Giraldez, entre los mejores del mundo
 

sábado, 2 de febrero de 2008

DIEGO DE GIRÁLDEZ

DIEGO DE GIRÁLDEZ

Manuel Diego Gómez de Giráldez (La Cañiza - Pontevedra, 8 de marzo de 1956. Pintor y escultor de Galicia - España). Es uno de los grandes pintores del Realismo español y mundial contemporáneo.

Biografía


El día 8 de marzo de l956, a las 24 horas, como el que no quiere abandonar ese día, nació en A Cañiza, provincia de Pontevedra, en el seno de un familia pequeño burguesa, Diego de Giráldez, a quién le impusieron los nombres de Manuel y Diego. Hijo de Antonio, oficial de la marina mercante, y Luz empresaria de hostelería que al mismo tiempo se encarga de la educación y cuidado de los hijos, debido a que el padre estaba ausente con frecuencia, requerido por su profesión de marino; nieto, por línea paterna, de Diego y Generosa y por línea materna de Evaristo y Luz, todos naturales de A Cañiza (Pontevedra). Todo ello tiene interés para determinar la personalidad de este pintor, pequeño, algo calvo, de piel blanca y ojos oscuros, tercero de cuatro hermanos y que quizás esos prolongados periplos, de su padre, en la mar, hagan de él un niño juguetón y con inquietudes, que comienza muy temprano a dibujar, cuando a penas andaba ya “pintaba” con carbones de la “lareira” sobre papel de estraza, de envolver el pan, los que su madre desechaba. Y que hoy en día, en opinión de críticos tan significativos como Santiago Amón y Ramón Faraldo, es un “pintor sorprendente” que creó un nuevo estilo dentro de este nuevo realismo combinado con naturalismo, abstracción y surrealismo. "faca 2007" .

La infancia de este niño, hijo de un matrimonio maduro, tenían cuando nació Diego, el padre 41 años y la madre 38, transcurre entre los mimos y atenciones de su madre y las ausencias de su padre que ya empieza a tener problemas de salud dejándolo huérfano, el 15 de Junio de 1965, a los seis años de edad. Poco después su madre se traslada a Vigo con el resto de la familia y es donde a partir de 1967 se va formando cultural y artísticamente en sus cuatro grandes pasiones: la medicina, la anatomía, la pintura y la escultura. Este niño que responde al nombre de Diego de Giráldez pronto empieza a destacar como dibujante y ejerce, ya, como pintor que tiene todas las características para ser un nombre que pise fuerte en este “mundillo” del arte: “..., inquieto, con toda la fuerza y sabiduría de los Druidas Celtas...”, como nos recuerda Ramón Faraldo.

Camina, los primeros años, silenciosamente, acumulando formación, pero hace notar su presencia entre los alumnos de la Escuela de Artes y Oficios de García Barbón - hoy Universidad Popular de Vigo- y en círculos y tertulias artísticas, siendo siempre el benjamín del grupo. El brillo de sus ojos, la constancia y la seguridad en lo que hace, presagian que este niño afable, sencillo y de sonrisa bondadosa se convierta, en lo que hoy es, en un valor artístico intemporal y universal. Este nombre de excepción entre la pintura contemporánea de los últimos años, pinta, en esa época, lo que conoce: el paisaje, sus gentes, las naturalezas muertas con colores y luces de nuestra tierra. Hoy domina una obra que ha sido catalogada, considerada por la crítica especializada, como una de las más personales de la pintura española contemporánea. En los años 70 y sobre todo a partir de 1975 existe en España, en Galicia y en Vigo un período de oscilación expresionista, que parece beber en las fuentes de los expresionistas alemanes del 62, algunos pintores buscan y no hallan en esos crecientes contrastes entre lo nacional y lo regional y lo internacional e intemporal, incertidumbre que se va aplacando en 10 o 15 años con una auténtica reflexión desde la sociedad en todas sus facetas: dentro del arte, de la literatura,.... Tensión y movimiento, que eran las características esenciales de esa época y que aparecen en el mundo del arte como un impulso ascendente, sin importar las bases fundamentales de cualquier movimiento artístico: dibujo, difuminación, equilibrio,...,contrasta con la opinión de algunos críticos y la sensación de ser arrastrados hacia abajo.

Con el paso del tiempo y con una sociedad transicionada, el arte reflexiona a cerca de la vida, de lo imaginable e imaginario con total libertad de expresión desde todas las tendencias y estilos, pero eso sí “el arte ya es inseparable del oficio”, ya no sirve manchar por manchar, el “público” cada dia es más erudito. En esta pequeña ciudad, la más importante de Galicia, fermentan nuevas ideas y aparece Diego de Giráldez con un nuevo estilo, dentro de su línea, que denomina -Realismo NAS (naturalismo, abstracción, surrealismo)-, y con una tesis que registra como propiedad intelectual en el Registro Intelectual Internacional. En su obra se distinguen muchos elementos que hacen que se reconozca, a simple vista, entre todas las demás. Su gran familiaridad con la naturaleza, la notable seguridad en la observación de sus mecanismos le permite conocer sus leyes. El interés y un estudio constante de/por la anatomía le sirven como bases para plasmar sobre el lienzo la génesis empírica de lo que será su obra. Como hemos visto al principio, Diego provenía, plásticamente, de sus “experimentos” con carbones de la “lareira” y de su paso por la Escuela de Artes y Oficios, un tipo de escuela basada en poca teoría y mucha práctica, sobre todo en el dibujo. Por lo tanto y hasta 1975, la suya era una cultura autodidacta asentada en la experimentación práctica, en tertulias, en intercambios,..., y condensada en las notas que sobre la naturaleza, la vida de las gentes en el rural, la anatomía,..., iba tomando. También en esta época cultivo el aprendizaje de la escultura, que no abandonará nunca, aunque esta faceta solo la trabaje para su colección particular.

Su investigación, siempre dentro de su línea -Diego respeta pero no comparte los modismos temporales y los “plagios” en el arte-, puede venir dada, en parte, para afrontar bien sus trabajos y por el estímulo del clima que hervía en la ciudad, en la que como ya hemos visto, existía una pequeña revolución cultural. Y por otra parte por profundizar en sus conocimientos y aportar algo nuevo a futuras generaciones. Vamos empezar hablando desde su primera exposición individual. En 1975 comienza su andadura artística con la primera exposición individual, en Vigo. Conoce las primeras críticas de Alvaro Cunqueiro, Francisco de Pablos, Antón Castro, Tito Gómez Giráldez,.... Este nuevo realismo detallista, primoroso, pulcro y ordenado tiene en sus obras figurativas, paisajísticas y bodegones una especie de equilibrio entre la delicadeza y la serena austeridad. Tiene también ciertas reminiscencias abstractas, surrealistas y naturalistas incluso en sus cuadros más realistas....”. También por esa época conoce a personajes como Xosé Filgueira Valverde, que fue la persona que aconsejó la compra de su primer cuadro por el Museo Provincial de Pontevedra, uniéndole hasta el final una sana amistad - al igual que con Alvaro Cunqueiro -. Con el paso del tiempo, Filgueira Valverde, escribiría: “... Din algúns que este pintor e un mestre que deprendeu o oficio dende pequeno, que sabe como manexar o pincel, o lápiz e a paleta. Eu vexo unha obra coma as mellores da nosa terra: clara, limpa, con esa luz -Luz a nai, Luz a aboa- da nosa vida labrega...”.

Con Alvaro Cunqueiro hace una gran amistad, visitando, este, con frecuencia su estudio de la calle Real y Diego el despacho de la calle Carral y vivienda en Marqués de Valladares. Quizás Álvaro haya sido uno de los primeros en descubrir el talento artístico de nuestro pintor, cuando dice: “... Para ser pintor, hay que nacer, hay que soñar durante moito tempo, hai que atopar un estilo coma el, non son os mais listos, os licenciados, os que o atopan, algunhas veces son caseque nenos como Diego que saben de labrego, de ovellas e carneiros, de carballeiras e capóns -eses galos de crestas vermellas que matan o basilisco-, desas alaceas e lareiras, desas froitas que se lle poden adiviñar os vermes dentro. Eu para ver os seus bodegóns non teño que haber xantado. Teño que vir en aiunas, e daquela poido carregar o meu maxín da poesía que emanan...”. Hace amistad con José Otero Abeledo “Laxeiro” y otros pintores de la época, con “Laxeiro” la conserva hasta el final, no en vano uno de sus estudios actuales, en Vigo, está en la buhardilla que este pintor, fallecido, utilizó en la calle del Príncipe nº 26.

A partir de 1977, expone en la más prestigiosas salas de toda España, se había trasladado a Cataluña donde conecta con relevantes personalidades del arte, pintores en el Colegio de Bellas Artes de Olot,..., y nombres importantes como Antoní Pichot, Gala, Salvador Dalí - al que visita con frecuencia-,..., críticos de arte como Víctor Gay, los de La Vanguardia,..., que elevan su obra y su prestigio. En Madrid visitan sus exposiciones: Ramón Faraldo, Santiago Amón,..., a estos dos críticos le llega a unir, con el pintor, una verdadera admiración por ambas partes. Hasta el extremo de comentar:“Si me preguntase ¿Qué cuadro debería incorporarse, ya, al Museo del Prado?. Seguramente me respondería que “El Cristo Hombre de Diego de Giráldez”, de este autor,...,”cuadro que tan bien ha sabido ver el prestigioso crítico Ramón Faraldo cuando dice:“Te confunde quien te llama realista, sino fueses más que eso yo estaría en otra silla,¿A quien te pareces tú?. A nadie, que yo conciba. Tú te pareces a ti. ¿Y tú Cristo - Hombre?. Insisto en esta obra de gran envergadura que ofrece una novedad dentro de la pasional tradición de las crucifixiones. Esa cruz, que nadie se ocupó de ella. Tú nos haces ver que ella no tuvo la culpa, que ella iba para mástil de barco, leña de lareira o pie de bandera, pero los hombres la condenaron a eso, a ser cómplice del deicidio. Y esto no lo vio nadie. Ni Valdés Leal, ni Grunewald, ni Salvador Dalí,...”. A Diego de Giráldez,-que hoy día está expuesto en más de cien prestigiosos museos de todo el mundo, en importantes colecciones privadas e institucionales y que ha sido seleccionado para la “Expo Universal” de Lisboa, entre los dos pintores que representan a cada nación, en este caso a España, siendo al mismo tiempo la primera vez que seleccionan a un pintor gallego-, tuve la suerte de visitarlo en su estudio de la calle Real, hace años, en compañía del gran crítico de arte, malogrado en accidente de aviación, Santiago Amón quien me dijo: “...

Diego es ya uno de los grandes del realismo español contemporáneo”, luego hizo una extensa crítica, para el medio con el que yo colaboraba en esa época, y que en alguna parte se manifestaba a manera de un sugestivo ensayo y de donde recogemos algunos fragmentos que aparecerán a lo largo del libro, empezando por este: “Realista exacerbado, donde encuentra la implicidad de su poesía. En su obra se reencuentra con lo intrínseco, con las cosas mismas, y las traslada a la faz incitante del lienzo con precisión lírica. Diego de Giráldez, sabe que el arte es absolutamente inseparable del oficio. Sabe también que el blanco más blanco nace de la explosión comunitaria de todos los colores, y que el negro más negro surge cuando la noche se apodera del fulgor del arco-iris. Pintor sorprendente, creó un estilo dentro de este nuevo realismo que denomina NAS (naturalismo, abstracción, surrealismo)”. En 1980 es seleccionado para formar parte de la exposición “Maestros del Realismo Español”, a partir de este año es normal verlo, escucharlo y leerlo en distintos medios de comunicación, revistas especializadas, libros,..., sus obras están en Museos, Diputaciones, Gobiernos Autónomos, Ayuntamientos, Cámaras Municipales de Portugal, Bancos y Cajas de Ahorros, importantes colecciones privadas,.... Recorre, con exposiciones individuales Europa, sobre todo España y Portugal, aparece también en colectivas: Lisboa, París, Ginebra, El Cairo,..., los críticos se hacen más, si cabe, eco de su presencia: Santiago Amón, “

A partir de la exposición “Maestros del Realismo Español”. Las obras de Diego de Giráldez son de un nuevo realismo, del óleo y tintas se pasa a una técnica mixta..., con un gran equilibrio entre la sensibilidad y la técnica, con una pintura muy elaborada,.... En el transcurso de poco tiempo hay una actitud positiva del público y quién sabe si de los críticos, así como de los coleccionistas, importantes, de arte que empiezan a fijarse en su obra..., empieza a vender sus primeros cuadros para buenas colecciones privadas e institucionales, a participar en interesantes exposiciones de pintura española en España y el resto de Europa, proliferan las muestras individuales en relevantes galerías... y se producen las primeras adquisiciones de obras suyas por parte de museos...”. Podemos nombrar:

Museos de Artes Contemporáneas - El Cairo (Egipto), Toledo,...,
Museos de Bellas Artes-Santander, La Coruña, Murcia,...,
Museos Provinciales - Lugo, Pontevedra, Ciudad Real, Guadalajara, Cáceres, Badajoz, Menorca, Melilla,...,
Museos Diocesanos, Museos Municipales, Museos Específicos, Museos Portugueses, Museos de otras partes del mundo,....
Otros museos importantes del mundo: Vaticano, etc….
Nos sigue diciendo que: “... su obra va ganando noticia, fama y atención allende las fronteras...”. “... termina -EL CRISTO HOMBRE-, obra de gran envergadura, justo parece destacar, al lado de la virtud poética e histórica del cuadro, el carácter de proeza técnica, la condición de madera de esa cruz que la secunda sin deidad, el cristo –el hombre de rodillas-, cabizbajo, la voluntad sin freno del ejecutor y el oficio que recorre la obra de punta a cabo, tras una génesis empírica, paciente, gradualmente vivida por el creador hace a la postre, a los ojos del observador, una obra magistral”. Sobre esta obra, el autor, Diego de Giráldez nos dice en 1982: “Graznando rompí el cristal / y te vi pueblo de la sociedad por abajo, / Te grité y te pinté, / así también por donde la piedra desnuda de la calle rompe / tú quedas..../ De los brazos, la madera y el cristal, / el hombre.... / De la cuerda las ataduras de las muñecas. / Blanco... ligaduras de la frente y cintura, tristura / cabizbajo de rodillas es el hombre... / de las “tierras quemadas” debajo / quemada su piel con suficiencia / por los golpes de sol y de trabajo. / Hoy el negro, silencioso, se apodera / de mí la noche entreabierta, / interpreté colores de los colores. / La noche es un conjunto de colores / que acecha con caras de luces / que juegan a fugarse aún sin manos.” Nos recuerda Ramón Faraldo en “Recuerdos”: “... recuerdo una noche de verano, no sé si de plenilunio, o noche de primavera tardía o de otoño naciente, sentados en una mesa de mármol en La Cañiza, en compañía del colega, y sin embargo amigo, Tito Gómez. En esto, una sonrisa y unos ojos brillantes se apoyaron sobre mi rostro, y te tuve ante mí. Me hablaste con la sencillez y sabiduría que te caracteriza, con esa falta de presunción y, en todo caso, concluiste - que tu obra y la de cualquier artista no es cuestión, simplemente de oratoria, de verbo, es más, si cabe, de biología de la propia obra, que sepa defenderse por sí misma-. Noche, febril, que más bien parece incendio que noche, te ha traído a ti, amigo mío, cargado de sensaciones, de cosas de mí interés, y del interés ajeno, pero para satisfacerlo se necesita la escritura, la palabra, el verbo. Eso trías en tú sonrisa, en el brillo emergente de tus ojos, en tú serenidad, sé lo que quieres decir, pero hoy vamos a hablar en el verbo fundamental para transmitir a la continuidad de la especie. Perdóname, Diego, y cuando lleguemos al “más allá”, considera silo que alcancé a penetrar en el complejo persona-obra, que lleva tú firma, compensa el que no profundice en tú tesis, de esta noche, que entiendo. ¿Recuerdas cuando nos vimos por primera vez en aquella galería de Madrid?.

Tú catálogo: “Diego estudió pintura y escultura... “. Te pregunté ¿Pintor o escultor?. Fue aquella la primera gran realización de tú mano que conocí. Me di cuenta, de gallego a gallego de escritor a plástico, que por merecimientos que todavía desconocía, estaba en tú enigmática exposición, incógnita exposición madrileña, también me di cuenta de que, quienes te seleccionaron, habían encontrado un nombre que añadir a la plástica española. Me di cuenta que estaba ante una obra intemporal e internacional de sorprendente acabado,....”. En aquellas épocas otros críticos se hicieron eco de sus exposiciones: Miguel Gil, Victor Gay, Jesús Rodríguez, César Valença, Trapero Pardo, Francís Vicents, Richard Arnold: “... La pintura de Diego de Giráldez es la de un gran maestro del “realismo”, con un manejo único del claroscuro, con un universo de gran originalidad, en algunos cuadros un tanto barroco, con figuras que semejan flotar en un espacio de radiaciones de silencio poético, donde bolas de cristal como áureas transparentes aparecen preservando un mundo dentro del propio mundo, de la propia biología del cuadro...”, Tito Gómez Giráldez : “ Diego de Giráldez que, ya, en Marzo de 1980 fue seleccionado para la exposición “Maestros del Realismo Español” con Antonio López, Eduardo Naranjo,..., sorprende por su exquisito lenguaje y poético sentido con un soberbio terminado que caracterizan a las obras maestras.... Para mí, Diego de Giráldez, es uno de los nombres significativos en el arte contemporáneo, su obra denota una elegancia austera y da la sensación de que nos encontramos ante el mayor equilibrio de sensibilidad y técnica que nos hace ver una pintura inteligentísimamente elaborada”, Antón Castro nos habla de: “ Dimensión poética de la realidad. Sin lugar a dudas, Diego de Giráldez es ya, y por derecho propio, uno de los grandes pintores de la realidad que bebe en el ancestro poético de tintes bucólicos” y Francisco Pablos que nos dice: “Su obra es un capítulo aparte en la pintura española contemporánea, que da a este pintor la calidad de maestro del realismo. Un realismo diferente, de poética implícita, de imaginable y cuasi imaginario misterio”. Aparecen libros monográficos sobre su obra, etc. En 1991 es invitado por el Excelentísimo Ayuntamiento de Vigo para inaugurar A Casa das Artes e da Historia de Vigo. Hecho que realiza con una antológica excepcional. 1992.Lalo Vázquez Gil (periodista, escritor y cronista oficial), (con motivo de la exposición de 1992 en Valladolid): Diego de Giráldez, un pintor filósofo realista. Hace algunos años - estaba yo en Valladolid-, algunos amigos me dijeron que exponía un gallego excepcional, una colección pictórica realista, surrealista o “casi”, que no dejase de verla y que les diese mi opinión. Un profesor vallisoletano que había dado clases en un Instituto de Vigo, me dijo que era “onírico”. con lo que se acercaba, evidentemente, al surrealismo y que ¡ era vigués ¡ (“¿ Lo conoces ?” “Debo conocerlo”. Y enseguida añadí: “Si es, si pinta como dices, seguro, seguro que es Diego de Giráldez”. Y lo era. Allá me fui y aunque no estaba en la sala gozamos y comentamos su pintura y estuvimos filosofando y lucubrando en torno a su obra. La muestra era verdaderamente excepcional y se celebraba en la acreditadísima sala del Centro Gallego, sociedad cultural, artística y difusora de todo lo gallego, con amplias miras, de gran prestigio en los medios entendidos y cultos de la ciudad de Felipe II. No me extrañó que la exposición alcanzase tanto éxito en una ciudad conocedora del buen arte. Jamás me defraudó Giráldez en ninguna de sus salidas. Y aquí menos - en Valladolid -, porque todo el mundillo artístico se hizo lenguas de su buen hacer - y así presumieron sus amigos y sobre todo los gallegos - vallisoletanos”-. Todos los visitantes entendieron el arte de Diego de Giráldez, que transciende más allá de lo gallego para hacerse universal en ese mundo de símbolos que introduce en su obra con pinceles de paciente pintor, de medidor, sin prisas, del tiempo, del último detalle visual, hasta alcanzar esa perfecta realidad no exenta -sin embargo-, de su huella personal intencionada. Porque el pensamiento, su sentir, sus deseos, sus ideas, sus mensajes, sus secretos, Giráldez no los expresa solo con sus representaciones, con la composición extraña, filosófica, a veces tétrica o advertidora de que hay un mundo esotérico y exotérico. No. Giráldez lo manifiesta, también, con la exactitud de visión y de plasmado material, a propósito, situándose fuera de las órbitas de la moda -algunas ya demodés-, en un punto que ha querido escoger a conciencia -sin encasillamiento absoluto y en el que se mueve por convicción. Así, sus figuras, esos cristos extrañamente crucificados, esos paños, esas aves, esos objetos vulgares -enriquecidos- van más allá de la materialidad ya simbólica tópicamente sí misma y se transforman en algo más sublime porque Giráldez las conjuga y las envuelve, invirtiendo y trastocando su significación iconográfica.

Y ahí esta la dificultad para entender la pintura de Diego en su simplicidad. Hay en sus cuadros algo que nos inquieta, que no llegamos a entender absolutamente....”. En 1998 es seleccionado, como uno de los dos pintores que representará a España en la “Expo-Universal del Arte” en Lisboa, de lo mucho que se ha escrito sobre este acontecimiento se me ocurre traer a estas páginas el título con el que Francisco de Pablos encabezó una extensa crónica en Faro de Vigo: “Diego de Giráldez, una estrella plástica en la “Expo’98” de Lisboa”, creo que con esto queda todo dicho, no obstante recogemos párrafos de artículos de la prensa de Vigo:, -no lo hacemos con los medios portugueses, resto de Europa y resto de España, por razones obvias de espacio-.

La Voz de Galicia: “ La Exposición Internacional de Arte, que se celebra este año dentro del recinto de la Expo Universal 98 de Lisboa, ha seleccionado a Diego de Giráldez como uno de los representantes españoles dentro del certamen plástico....”. “Giráldez es uno de los dos creadores españoles seleccionados para este certamen que muestra las creaciones de dos autores por cada país....”. “El artista, afincado en Vigo, expone sus obras en la “Expo Universal 98” de Lisboa.”.

Faro de Vigo: “... El pintor vigués de adopción cuyo reconocimiento lo certifican datos como que cuadros suyos estén ya en más de 90 museos españoles, además de otros en el extranjero: Diego de Giráldez. El la Expo 98 de Lisboa estará también su obra en una muestra conjunta con otros artistas, de todo el mundo, seleccionados de países como Italia, Japón, Portugal,...”. “ Sólo dos artistas por país figuran en la excepcional muestra en Portugal” “ Entre los acontecimientos culturales que ofrece la Expo 98 de Lisboa, el último certamen del milenio en su carácter, está la Exposición Internacional de Arte, para la que se han seleccionado artistas famosos de todo el mundo, y únicamente dos por cada país representado. Por España, uno de ellos es Diego de Giráldez, gallego, residente en Vigo, donde tiene su estudio y trabaja habitualmente...”. “... su obra esta expandida por todo el mundo”, “... están en diversos museos y colecciones particulares...”.

Diego de Giráldez: Inquietudes

Diego de Giráldez, mantiene a lo largo de su vida una extensa e intensa relación con la medicina natural y especialmente con la anatomía. En su permanente deseo de reflejar el cuerpo humano en la naturaleza, dentro de una ilimitada capacidad inventiva que lo diferencia.

Museos

Su obra está representada en más de 150 importantes museos del mundo.

Obra

Como pintor, Diego de Giráldez, no tuvo un estilo o técnica única, hasta que inventó el Realismo NAS. Lo mejor de su producción artística se desarrolla dentro de este realismo de gran detalle y composición genial, que refleja su mundo particular onírico. Algunas de sus obras son:

Gallega (1981)
Huerta (1981)
Reproducción del ser vivo (1981)
Cristo hombre (1982)
Preside la naturaleza (1985)
Observando la naturaleza (1985)
De espaldas (1987)
Comienzo de la humanidad (1987)
Simbolización (1995)
Campesino (1989)
Maternidad, el aliento de la vida (1989)
El hombre es bruto (1990)
La pesca (1990)
Le rodea la vida (1991)
Gallo africano (1995)
Soldados (1997)
Retrato (1998)
Gallo de infierno (1998)
El agua (1998)
La vida (1998)
En el aire (1998)

A continuación recogemos varios fragmentos de escritos, críticas de arte y libros bibliograficos realizados por importantes plumas del mundo de la cultura sobre Diego de Giráldez. Ésta página, hija de varias y valiosas plumas, tiene una razón de ser: la existencia de un gran pintor – Diego de Giráldez – cuya obra y dilatada vida artística seguimos, junto a una plural interpretación de su arte. Por lo tanto formará parte de su importante bibliografía en la cual este trabajo, esperamos, tendrá una gran importancia y en futuros estudios, que no faltarán, deberán contar con ella…


Bibliografía y Críticas de Arte

Faraldo, Ramón: El mundo de Diego de Giráldez. Lugo, Diputación Provincial, 1991.
Pablos, Francisco: Diego de Giráldez y su realismo. Pontevedra, Diputación Provincial, 1990.

Pablos, Francisco: Plástica gallega. Vigo, Caixavigo, 1981.
Gómez, Enrique: Diego de Giráldez. La realidad y su espejo. Editorial Nigra, S.L., 2001. Etc. Etc.

Xosé Francisco Armesto Faginas: Alvaro Cunqueiro, en tanta cousas mestre, que tivo tamén moito de neno grande, foi un dos primeiros que celebrou a pintura de Diego Giráldez. Atopo moitas cousas en común entre ámbolos dous, por exemplo - algo non cativo-- o amor polas pequenas cousas, a ledicia, poño por caso, ó sentir o canto dun paxaro ou dun galo, coma quen escoita a voz do mestre solista dun gran coro...

Alvaro Cunqueiro (Escritor y Poéta). Para ser pintor, hai que nacer, hai que soñar durante moito tempo, hai que atopar un estilo coma él, non son os mais listos, os licenciados, os que o atopan, algunhas veces son caseque nenos como Diego que saben de labrego, de ovellas e carneiros, de carballeiras e capóns -eses galos de crestas vermellas que matan o basilisco-, desas alaceas e lareiras, desas froitas que se lle poden adiviñar os vermes dentro. Eu para ver os seus bodegóns non teño que haber xantado. Teño que vir en aiunas, e daquela poido carregar o meu maxín da poesía que emanan...

Xosé Filgueira Valverde (Escritor). Din algúns que este pintor e un mestre que deprendeu o oficio dende pequeno, que sabe como manexar o pincel, o lápiz e a paleta. Eu vexo unha obra coma as mellores da nosa terra: clara, limpa, con esa luz -Luz a nai, Luz a aboa- da nosa vida labrega...

Francisco Fernández del Riego (Escritor y Presidente de la Real Academia Gallega - 1998): Pintor lírico as máis das veces, significativo e anovador, non xoga con figuras dalgún xeito recoñecibles, senón coa imaxinación. O sentido particular que o califica ven ser a posibilidade dun estilo e dunhas formas que reflicten un concepto de pintura expansible e universal...

Carlos Casares (Escritor y Presidente do Consello da Cultura Galega). Teño seguido con atención a súa obra, hoxe coñecida e valorada tanto dentro como fóra de Galicia. En Diego de Giráldez coinciden a realidade representada e a forma en que se representa, podemos falar de acerto expresivo. O pintor é dono do seu mundo e da súa obra. Estou convencido de que Diego de Giráldez chegou a ese estadio e que agora pinta con máis liberdade. É a liberdade que a un creador lle da sempre a seguridade na utilización dunha técnica que emprega con naturalidade...

Domingo García-Sabell ( Académico de número de la Real Academia Gallega. Escritor. Ex – delegado del gobierno en Galicia). Diego de Giráldez, no seu esforzo creador, chouta por riba das categorías plásticas establecidas...

Antón Fraguas(Cronista Oficial de Galicia, Presidente del Patronato del Museo do Pobo Galego). O pintor e xenial artista, Diego de Giráldez, vai interpretando os diferentes momentos do ano ós que Don Ramón Otero Pedraio deu o seu valor xeográfico... O artista, este pintor, ten un espírito tan altamente creador que fixa as súas obras no máis fino realismo...

Antón Castro (Crítico de Arte y profesor de Arte Contemporáneo de la Universidad de Vigo). Sin lugar a dudas, Diego de Giráldez es ya, y por derecho propio, uno de los grandes pintores de la realidad que bebe en el ancestro poético de tintes bucólicos”

Xavier Costa Clavell (Periodista, escritor):”CREATIVIDAD Y ESTILO EN LA PINTURA DE GIRÁLDEZ”. Como dijo Picasso, Giráldez no busca, sino que encuentra, y los hallazgos se proyectan en las superficies pintadas con un sello propio, algo que sólo está al alcance de los auténticos creadores. No deja de ser cierto lo que afirma Francisco de Pablos: “La pintura de Diego de Giráldez constituye hoy, con media docena de nombres más, el pleno de genuino realismo. También estoy de acuerdo con lo que dice Santiago Amón: “Diego de Giráldez sabe que el arte es absolutamente inseparable del oficio. Sabe también que el blanco más blanco nace de la explosión comunitaria de todos los colores, y que el negro más negro surge cuando la noche se apodera del fulgor del arco-iris. Un poeta escribió aludiendo a la obra del pintor:”Te confunde, amigo mío, / quien te llama realista...”. Cierto, porque la pintura de Giráldez es siempre algo vivo y lleno de misterio. El de la creación”.

Jordi Soletura (Ex-ministro de Cultura). Felicito a Diego de Giráldez por su valiosa y maravillosa obra que tiene en el Museo de Cuenca y que hace unos días tuve el placer de visitar… Ese genuino realismo. Esa invención suya, que denomina NAS, hace que nuestro pintor se situe en el interes de las mejores plumas y de los museos importantes.

Francisco Pablos (crítico de arte y miembro de la Academia de Bellas Artes). En la pintura de Diego de Giraldez, en las naturalezas muertas, el consigue la vida, la perennidad, la trascendencia. Surge y se impone lo inquietante. Lo común se mayusculiza, hasta lo anodino cobra importancia. Un cacharro, cualquier enser del ajuar doméstico es él, el único, el irrepetible. Es don cacharro y acaso hasta el excelentísimo señor cacharro. Diego de Giráldez es un caso peculiar. Su maestro fundamental es la naturaleza misma, y su capacidad de trascender su inmediata apariencia, su realidad concreta, han hecho de su obra un capítulo aparte en la pintura española contemporánea. Ahora goza de admiración y respeto internacional. La pintura de Diego de Giráldez constituye hoy, con media docena de nombres más, el pleno de genuino realismo. Sú pintura es única, irrepetible, capaz de ser reconocida para siempre en cuanto se ha contemplado la indefinible sensación de uno de sus cuadros”.

Ramón Faraldo - Crítico de Arte y Miembro de la Asociación Española de Críticos de Arte “El Cristo-Hombre de Diego de Giradles”: Insisto en esta obra de gran envergadura que ofrece una novedad dentro de la pasional tradición de las crucifixiones. Esa Cruz, nadie se ocupó de ella. Tú nos haces ver que ella no tuvo la culpa, que ella iba para mástil de barco, leña de lareira o pie de bandera, pero los hombres la condenaron a eso, a ser, cómplice del deicidio. Y esto no lo vio nadie. Ni Valdés Leal, ni Grunewald, ni Salvador Dalí. Tú lo has visto Diego. La aldea, el largo invierno. La hermandad con pastores y leñadores, el respeto a la materia bondadosa que nos da techo y calor. Todos los árboles de la tierra deberían, tendrían que rendirte homenaje, por haber proclamado la eterna amnistía. Honra y gloria de lo que nace inocente y muere inocentemente a nuestro servicio. Ramón Faraldo en “Recuerdos”.

“... recuerdo una noche de verano, no sé si de plenilunio, o noche de primavera tardía o de otoño naciente, sentados en una mesa de mármol en La Cañiza, en compañía del colega, y sin embargo amigo, Tito Gómez. En esto, una sonrisa y unos ojos brillantes se apoyaron sobre mi rostro, y te tuve ante mí. Me hablaste con la sencillez y sabiduría que te caracteriza, con esa falta de presunción y, en todo caso, concluiste - que tú obra y la de cualquier artista no es cuestión, simplemente de oratoria, de verbo, es más si cabe, de biología de la propia obra, que sepa defenderse por sí misma-. Noche febril, que más bien parece incendio que una noche, te ha traído a ti, amigo mío, cargado de sensaciones, de cosas de mí interés, y del interés ajeno, pero para satisfacerlo se necesita la escritura, la palabra, el verbo. Eso traías en tú sonrisa, en el brillo emergente de tus ojos, en tú serenidad, sé lo que quieres decir, pero hoy vamos a hablar en el verbo fundamental para transmitir a la continuidad de la especie. Perdóname Diego, y cuando lleguemos al “más allá”, considera si lo que alcancé a penetrar en el complejo persona-obra, que lleva tú firma, compensa el que no profundice en tú tesis, de esta noche, que entiendo. ¿Recuerdas cuando nos vimos por primera vez en aquella galería de Madrid?. Tú catálogo: “Diego estudió pintura y escultura... “. Te pregunté ¿Pintor o escultor?. Fue aquella la primera gran realización de tú mano que conocí. Me di cuenta, de gallego a gallego de escritor a plástico, que por merecimientos que todavía desconocía, estaba en tú enigmática exposición, incógnita exposición madrileña, también me di cuenta de que, quienes te seleccionaron, habían encontrado un nombre que añadir a la plástica española. Me di cuenta que estaba ante una obra intemporal y universal de sorprendente acabado,....”.

Santiago Amón (Crítico de Arte). Diego de Giráldez es ya uno de los grandes del realismo español contemporáneo... Realista exacerbado, donde encuentra la implicidad de su poesía. En su obra se reencuentra con lo intrínseco, con las cosas mismas, y las traslada a la faz incitante del lienzo con precisión lírica. Diego de Giráldez, sabe que el arte es absolutamente inseparable del oficio. Sabe también que el blanco más blanco nace de la explosión comunitaria de todos los colores, y que el negro más negro surge cuando la noche se apodera del fulgor del arco-iris... Pintor sorprendente, creó un estilo dentro de este nuevo realismo que denomina NAS (naturalismo, abstracción, surrealismo)... A partir de la exposición “Maestros del Realismo Español”. Las obras de Diego de Giráldez son de un nuevo realismo, del óleo y tintas se pasa a una técnica mixta... Con un gran equilibrio entre la sensibilidad y la técnica, con una pintura muy elaborada,.... En el transcurso de poco tiempo hay una actitud positiva del público y quién sabe si de los críticos, así como de los coleccionistas importantes de arte que empiezan a fijarse en su obra.... Empieza a vender sus primeros cuadros para buenas colecciones privadas e institucionales, a participar en interesantes exposiciones de pintura española en España y el resto de Europa, proliferan las muestras individuales en relevantes galerías.... Y se producen las primeras adquisiciones de obras suyas por parte de museos.... Su obra va ganando noticia, fama y atención allende las fronteras.... Termina -EL CRISTO HOMBRE-, obra de gran envergadura, justo parece destacar, al lado de la virtud poética e histórica del cuadro, el carácter de proeza técnica, la condición de madera de esa cruz que la secunda sin deidad, el cristo -el hombre de rodillas-, cabizbajo, la voluntad sin freno del ejecutor y el oficio que recorre la obra de punta a cabo, tras una génesis empírica, paciente, gradualmente vivida por el creador, hace a la postre, a los ojos del observador, una obra magistral....

Rafael Sánchez Bargiela (Director del Museo de Ponteareas). El realismo NAS, nacido de una personalísima combinación entre naturalismo, abstracción y surrealismo, ha convertido a Diego de Giráldez en uno de los principales exponentes de la plástica de este fin de siglo, como lo acredita su trayectoria y su obra, que forma parte ya de las colecciones de numerosos museos de nuestra Península y de otros países.

Florenci Criville i Estraqui (Director del Museu Etonográfic de Ripoll (Girona). De Diego de Giráldez se puede decir que realmente es impresionante su pintura de una rara singularidad… Quiero felicitarle por seguir siendo original y por patentizar un mensaje poético en un mundo tan trillado, opaco y reiterativo como el del arte actual...

Fernando Elorrieta (Escritor y Director de enseñanza). El análisis de la obra de Giráldez no puede quedarse en la estructura epidérmica o superficial del objeto, hay que profundizar en el sujeto, en el compromiso que oculta tras las rotundidades de la forma y la precisión del diseño. Es una obra engagée en el sentido hondo de los conceptos satrianos, el artista es un testigo de la sociedad y del momento, pero en este caso de una realidad trascendida, que horada las pulsaciones existenciales para transformarse, divinizarse, en delicadezas sutiles de sentimientos religiosos, místicos y afectivos. El estudio de una obra perfectamente construida en la composición, en el cromatismo, en la morfología no debe solapar la profundidad de los temas que el artista trata, habrá que subirse a la octava esfera para entender la diafanidad del mensaje que Diego de Giráldez nos envía. Forma y fondo, símbolo y metáfora, humildad y sabiduría, hacen de este joven demiurgo de la plástica actual un caso único y singular en el arte.

Mauro Panizo del Val (Periodista, Director de Radio Cadena Española en Vigo). Un día de 1975 un jovencísimo pintor saca sus cuadros al aire de Vigo y a la curiosidad de los vigueses. Se llama Diego de Giráldez. Elogios, comentarios, laudatorios y luego… un largo camino no en el tiempo, sí en la peripecia vital y plástica. Sigue trabajando intensamente y las exposiciones se suceden durante años: Santiago, Madrid, Barcelona, Lisboa, Ginebra, París…, saben del buen hacer de Diego de Giráldez. Ahora sigue pintando, dedicándose a la obra bien hecha. Junto a la línea ágil, el color rico, expresivo y la composición meditada. ¡Esos gallos apiñados, en una espléndida creación! ¡Esas flores, hierbas y frutos que tienen como un sentimiento de vida, un pálpito caliente, humanizado! ¡Esas figuras en las que junta a la expresividad de los rostros, aparece como un soberbio trabajo! ¡Ese difícil entramado de ropas y telas, sin envaramientos!...

Javier Rubio Moblot (Crítico de Arte) Diego de Giráldez construye con sus animales meticulosamente pintados y con esa serie de objetos (fundamentalmente esferas trasparentes) que flotan en el vacío, un mundo de asociaciones que por otra parte, tienen más que ver con la metafísica que con el surrealismo…. Diego de Giráldez ha expuesto individualmente en más de doscientas ocasiones y su obra se encuentra representada nada menos que en más de doscientos museos importantes del mundo: España, Portugal, Egipto, Vaticano,…

Lorenzo García – Diego Pérez (Crítico de arte) Toda su obra es una exaltación de paganía y refinado intelectualismo. Como maestro del arte español actual nos envuelve de magnificencia y nos liberta de la vulgaridad cotidiana. No hay nada inconsciente en su obra. No brota porque sí y falto de antecedentes en la obra de este gran pintor. Tiene trazada de antemano la trayectoria de su arte, seguro como está de que no habrán de falsearle ulteriores rectificaciones. Es un precoz en la historia de la pintura. Y no un precoz irreflexivo, inseguro, que luego había de sufrir amargos desengaños y soportar impuestas rectificaciones…

Manuel Fraga Iribarne (Presidente de la Xunta de Galicia). El pintor Diego de Giráldez nació en el seno de una familia navegante y, desde niño, se interesó por el estudio y aprendizaje de los diversos campos artístico. Dotado naturalmente para el dibujo y la pintura, y armado de un tesón y una constancia admirables, estas cualidades hicieron de Giráldez un artista singular, portador de un característico modo creativo y de una personal visión del mundo y de la vida. Estamos, pues, frente a la obra de un profundo conocedor de los entresijos, frente a un artista con oficio y con ferviente capacidad creativa, algo que nos conduce a la esencia del hombre, a la plasticidad del tiempo y del espacio.

Mariano Rajoy Brey (Ministro de Educación y Cultura) Diego de Giráldez, cuya obra y vitalidad merecen ser apreciados en profundidad y testimonian la calidad de la pintura gallega y española contemporánea. Creador pujante y salpicado de imaginación, el arte gallego, tan rico y diverso de tendencias, tiene un gran exponente en la trayectoria de este maestro pontevedrés del realismo, cuya originalidad estriba en la perfecta conjugación de lo real y lo onírico. Sus múltiples y numerosas exposiciones a lo largo y ancho de toda la geografía española, así como en el extranjero, y la presencia de su obra en más de cien museos, avalan el prestigio de este artista gallego, cuya obra despierta un gran interés en la escena artística contemporánea.

Juan Antonio Sánchez García (General – director del Museo del Ejército - Madrid). Existen en el Museo pinturas y esculturas de artistas de renombre, especialmente de los siglos XIX y XX. Entre los últimos, figura la personalidad de Diego de Giráldez, pintor representado en un buen número de Museos Militares (Madrid, Burgos, Barcelona, Toledo...). En particular, para el Museo del Ejército pintó, en 1996, la imagen de un “soldado de vigilancia”, un busto de espaldas, un soldado del siglos XX, de una época que se supone de paz, soldado anónimo, al que en un momento determinado se pone un nombre particular. El retrato de todos y cada uno de los que han participado en el Golfo, en Bosnia o han estado destinados en un Regimiento cualquiera. Esta obra, producto del trabajo de un buen pintor, delata en su sencillez y pulcritud de factura, no solo la mano de un artista de espíritu elevado, sino también la representación de la defensa por una Patria, el amor por sus tradiciones, y en suma, la búsqueda de la paz y la libertad, que tanto anhelamos y por las que seguimos luchando.

José Manuel Hidalgo Cuñarro (Director del Museo Municipal Quiñones de León – Vigo). Cuando hablamos de Giráldez tratamos de un artista que se remite únicamente a su psique, un artista que supera lo real alcanzando lo metafísico, con un mundo íntimo extremadamente rico. La obra de Diego Giráldez no tiene parangón. A lo largo de su vida se ha preocupado por la búsqueda de una personal estética que lo hace inconfundible.

Mª Luisa Ilarri Junquera (Licenciada en Historia del Arte por la Universidad de Santiago de Compostela y Doctorada en Crítica Textual por la Universidad Autónoma de Barcelona). La opción expresiva de Diego de Giráldez es la pintura figurativa, construida con un lenguaje original, de factura lisa y dibujo preciso, que estimula las vivencias de la realidad esencial y la reflexión sobre el misterio y los grandes temas de la existencia humana. Imbuido de una sensibilidad mística y franciscana, se preocupa por el hombre y su relación con el entorno, la naturaleza, los animales, las cosas. Crea un ámbito que se mueve entre lo físico, lo espiritual, lo real y lo onírico, con un acento evidente de nostalgias, temores y una poética onírica.

Tito Gómez Giráldez (crítico de arte). Este hombre del Norte, de la montaña, conoce el gusto de la felicidad y el de las lágrimas, conoce el clima que es a la par un tónico y un sedante, conoce también su naturaleza tan dura para el cuerpo como apetecible para el ánimo, conoce sus historias, conoce sus gentes,.... En algunos de sus cuadros se ven las íntimas necesidades humanas, buscadas desde las honduras de su alma, no desde el corazón que es inartístico, desde el arte que es la mejor técnica para llegar al alma. Este, traspasa valientemente la realidad, la vence con realidades, sin competir con la naturaleza, puesto que él mismo es naturaleza, pero la violenta con surrealidades y la acompaña con un aire de misterio, de abstracción, cósmico, metafísico corpóreo, poético, donde se “ve el silencio” y confunde al contemplador de lo aparente.

José Amiguetti Sánchez (Coronel Director del Museo de la Guardia Civil). Sus trabajos ofrecen una clara visión de un mundo natural y escénico, donde predominan las formas vivas, a modo de bodegones, y de las alegóricas representaciones un tanto místicas, un tanto grotescas, de seres vivos y naturaleza muerta, flotando en ese ambiente cálido y abstracto a la vez.

Leoncio Verdera Franco (Coronel - Director del Museo Militar Regional de A Coruña, Doctor en Historia). Las obras de Diego de Giráldez producen unas sensaciones que, sobrepasando lo pictórico, despiertan nuestro inconsciente y hacen que no nos podamos desprender finalmente de la imagen contemplada; son obras que siempre atraen aunque sin duda desconciertan. Su pintura, naturalista con tintes surrealistas y oníricos, se ofrece como única e irrepetible y siempre reconocible por las sensaciones impactantes que se transmiten desde sus cuadros.

Fernando Franco (Periodista). Cuando entras en su casa de invitado y todo allí parece pretérito, desde la báscula romana hasta el dosel de su cama, desde la cómoda con un siglo de vida y de caoba al tocadiscos Dual de aquellos 60 en que era adolescente. Y luego están sus coches sacados del pasado, comprador de viejas glorias ajeno a las últimas marcas y modelos del mercado. Diego de Giráldez es un hombre tranquilo y paseante, encastrado en el pueblo y nada amigo de pompas y boatos. Tranquilo pero no callado, ni inactivo ni atado porque parece haber hecho de la España toda su morada cargando con su obra, de museo en museo, de galería en galería como en un frenético “tour” de músicos rockeros. Nadie sabe cómo hace pero a veces parece imitar a Dios, presente en todas partes.

Antonio Almodóvar Azorín (Coronel - Museo del Aire Madrid). El museo del aire tiene en su colección una obra del conocido pintor Diego de Giráldez, de tema aeronáutico. Ahora bien, el aeroplano que representa no se corresponde con ninguno real de la historia de la aviación. Es una pintura de aviones en la que deja una interpretación y mensaje descifrados de manera distinta por críticos y admiradores. Pudimos admirar y observar detenidamente este cuadro en la nueva zona noble de la Sala de Conferencias, Biblioteca, Sala de Juntas y Despacho del Director, en donde se decidió su ubicación, camino recorrido por las visitas más importantes del Museo, cuando firman el libro de honor del mismo. Quizás se hayan visto sorprendidos por este extraño avión que parece volar y también estar parado, suspendido en un halo de misterio y dirigido hacia un fantasmal y desconocido infinito, que emociona y al mismo tiempo sobrecoge.

Manuel Osuna Ruíz (Director del Museo de Huelva). Hace años, cuando dirigía el Museo de Cuenca, entre en contacto con este pintor que terminó teniendo presencia fija con una de sus obras en el Museo. La obra es de primerisima calidad. Sus creaciones pueden ser admiradas en muchos museos como puede verse en su curriculum, y en estos momentos, también en un museo monográfico dedicado a su obra. Diego de Giráldez, como Saura y Palencia, al menos para un Museólogo, son un ejemplo a seguir

Joan Gómez Vinardell (Director del Museu d’Estampació de Premià). La obra de Diego de Giráldez. Un cuadro, en el fondo jugando con el claroscuro había una pluma de ave, acerqué mi vista y descubrí que no era real. Un dibujo, una pintura, un holograma, un efecto óptico... surgía del negro hacia la luz, una pluma de ave - ella era un mensaje- una llave que estaba abriendo una puerta y el paso al conocimiento de un pintor: Diego. Una obra que gira alrededor de la luz, una luz que circula del negro hacia el blanco, una luz profunda de tierra gallega, luz que me recuerda a Rosalía; “negra sombra que me asombra”.

José González Ortiz (Escritor, Crítico de arte, miembro de la AECA y AICA y Director del Museo Municipal Elisa Cendrero de Ciudad Real). LOS GALLOS MÍSTICOS DE LA NOCHE Surge un gallo entre el viento, y Diego de Giráldez lo atrapa con su pincel. Con él, crea un espacio plástico, un poema lírico, donde levitan las burbujas y se corporean los espíritus de las cosas que antes se desvanecían en la intermitencias de su memoria. El gallo invita a otros gallos, a las mazorcas de maíz, a los peces, a un perro, un Cristo..., para que todos conformen y generen un cosmos dentro del lienzo. ¡Quizás un cuento! en el que Diego narra su historia, el sueño que palpita nervioso en las puntas de sus dedos. Diego materializa en el aire los gallos que le arrullan en sus noches, a las palomas que se embriagan con el arco iris, a los seres queridos que pueblan los latidos de su corazón. La magia de sus pinturas siembran de sugerencias el paso breve de la vida, y adornan de colores e imágenes, el análisis, a veces frío y seco de la razón. (A la obra pictórica de Diego de Giráldez).

Coronel Gavira (Director del Museo Militar Regional de Sevilla). La obra pictórica de Diego de Giráldez, siendo figurativa, no deja de tener un estilo costumbrista en el que el autor da pinceladas surrealistas. Es por lo tanto, difícil encuadrarlo en un estilo concreto, aunque no imposible. Es cierto, que todo el que contempla su obra queda “enganchado” e impresionado por su realismo y veracidad. Trata de que haya una conexión entre la naturaleza y la humanidad. Resumiendo: es un artista completo, tanto en colorido, como en estructura de trazos y composición.

Gerardo Pérez Calero (Profesor Titular de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla y Académico de la Real de Bellas Artes). La pintura de Giráldez está concebida como una pura y desinteresada investigación, semejante a un científico o a un filósofo, como búsqueda de una verdad que no podía ser resuelta más que con esa meditación laboriosa en el terreno de la verdad que es para él pintar. Esta investigación es la clave de la esencia pictórica de éste maestro pontevedrés. Investigación física y de pensamiento, que gusta expresar el mundo real y el aparente. Giráldez es esencialmente hispánico, o ibérico, en la sencillez, el mutimo, el ascetismo e incluso el misticismo de muchas representaciones. Así veo, a Diego de Giráldez. Un místico y un ascético de este final de siglo que nos ha visto nacer. Atento a su entorno y fiel a sus profundas vivencias, las que esperamos se alarguen en el tiempo para goce de los que nos emocionamos con las creaciones magistrales de los artistas.

José Fernando Sánchez Ruyz (Escritor, Poeta y Director del Museo Alcázar de Ciudad Real). En Alcázar de San Juan, en la primavera de 1995. tuve la ocasión de visitar una excelente exposición de las obras, de Diego de Giráldez, que aún hoy son recordadas con interés por los aficionados a las artes plásticas y los artistas de la zona. La relación del hombre con su entorno se convierte en un estandarte de la obra de Diego de Giráldez, no en el sentido al que estamos cotidianamente habituados, sino en una relación profunda donde aparecen con importancia paralela a la intervención de la humanidad en su entorno natural, en un concepto abstracto, de interrelación hombre-medio, donde le humano se mide ante el mundo reconociendo su incapacidad de mejorarlo, sobre este eje central la obra de Diego de Giráldez desarrolla su simbología y una estética personal que consiguen identificar a sus pinturas y darles marca de autor. Magia, respeto, emoción, ecología y armonía están presentes en la obra de Diego de Giráldez, el pintor que desde hace veinticinco años nos enseña que la belleza de las cosas también puede presentarse sobre fondos tenebristas. Porque la belleza de la pintura reside en un ápice de reflejo del propio conocimiento de la vida, que el espectador se encuentra en todas las pinturas de Diego de Giráldez.

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Adolfo Dominguez
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